Para dar inicio a su programación artística quise trabajar con un artista local y uno centroamericano, pues como región compartimos el cultivo del café y todo su entorno. Invité a los artistas Ana Elena Garuz y Adán Vallecillo a una residencia de 14 días con el fin de que investigaran y desarrollaran proyectos relevantes a la zona. Para acompañar estos procesos y definición de obras, invité al también artista y curador, Ramón Zafrani a curar este primer trabajo. Ver a Ana Elena y Adán manipulando estas piezas que en otrohora eran parte de los equipos de una de las cafetaleras más importantes del país me llena de emoción pues nos permite rescatar de la historia del café en Panamá, su evolución y el legado que dejaron todas las generaciones anteriores. Trabajar en este entorno cargado de historia ha sido una tarea memorable. Agradezco inmensamente al equipo de trabajo detrás de estas dos producciones y al apoyo de CCD.
María Lucía Alemán, Directora del programa de arte de CCD
Las instalaciones del antiguo Beneficio Central de Café están llenas de artefactos, maquinarias y espacios cargados con valores históricos que activan discursos sobre la evolución de procesos industrializados, las huellas sociales de diversas comunidades y la gama cultural que gira alrededor de la industria del café en la región de Boquete. Mientras un enorme silo metálico en desuso es evidencia de los volúmenes masivos de café que se procesaron en alguna época en este sitio, un letrero escrito a mano sobre un muro es el trazo que revela el lado humano de las comunidades que a través de los años, colaboraron en este beneficio. En ese sentido, los artistas Ana Elena Garuz (Panamá) y Adán Vallecillo (Honduras) fueron invitados a pensar sobre los diversos contenidos envueltos en la región cafetera. De manera arqueológica investigaron las estructuras del sitio y generaron piezas basadas en contextos que descubrieron sobre el beneficio de café y su entorno.
Ramón Zafrani, curador invitado
LOS ARTISTAS
Adán Vallecillo
(Honduras) realizó estudios de arte y sociología en Honduras y Puerto Rico. La metodología de su práctica artística es poliédrica ya que se nutre de la realización de proyectos de investigación in situ, atravesados por una mirada socio-estética que busca activar múltiples estrategias de resignificación de materiales, acciones y objetos. Adán Vallecillo comenta sobre los mecanismos obsoletos del proceso masivo del café al ser estos reemplazados, en los últimos años, por métodos más artesanales y tradicionales. Trabaja con una serie de helicoidales metálicas que encontró a través del sitio. Estás piezas de engranaje tenían la función de impulsar dentro de canales, grandes cantidades de granos de café, para transportarlos por el beneficio. Interviniendo sutilmente estas antiguas herramientas logra una obra con características de monumento que reflexiona sobre el trayecto de la revolución industrial y las consecuencias hoy día de los procesos industriales masivos. Las piezas están incrustadas verticalmente en bases de concreto que impiden su giro por siempre. Sin embargo, la forma particular de las helicoidales crea la ilusión de que estas siguen girando.
Ana Elena Garuz
(Panamá) realizó estudios en el Savannah College of Art & Design y en New York University. Su obra se basa en el uso de fragmentos de imágenes que colecciona de internet y revistas para hacer interpretaciones de los espacios urbanos y el mundo que la rodea con fuertes referencias al diseño y la historia del arte.
Ana Elena Garuz explora composiciones que despiertan intereses estéticos a partir de recortes de texturas y materiales que se recomponen buscando nuevas interpretaciones. En esta obra adaptó su proceso de trabajo a los elementos que encontró en los escombros de la cafetalera. Descubrió una similitud entre los tonos de oxidación del metal y los colores que van adquiriendo los granos de café en sus procesos de fermentación y secado. A partir de fragmentos de planchas metálicas que seleccionó cuidadosamente según su capa de oxidación, ensambló una composición de gran formato en un muro frente al patio de secado. Las tonalidades de las planchas de metal seguirán cambiando según se sigan oxidando con el pasar del tiempo. De igual forma, las cerezas de café en el suelo frente a la pieza, mutan de color constantemente según se van secando. La obra alude a los efectos del clima sobre los materiales, comparando como las mismas condiciones que deterioran metales hasta estados de ruina son las que secan los granos de café preparándolos para su consumo.